ESCUELA DE ARTE LIBRE

La “Escuela Luján Pérez” fue fundada, en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria por Domingo Doreste, “Fray Lesco”, el 6 de enero de 1.918 con los mismos objetivos que, adecuadamente actualizados se señalará.

-Fiel a sus principios fundacionales, la “Escuela Luján Pérez” estructurará su funcionamiento interno de acuerdo con la necesidad de que el arte plástico canario sea un movimiento espiritual y un claro reflejo de la gran estética de nuestro tiempo.:

- La Escuela es fruto de un acto de espontaneidad y medra gracias a una compenetración íntima entre Profesionales y alumnos.

- La Escuela ha de ser centro de iniciativas y plantel de artistas decoradores y creadores, un verdadero “conviviun”.

- la Escuela evita toda tentativa de uniformidad, todo espíritu de servil imitación.

- La Escuela es de tipo libre, consorcio espontáneo de maestros y discípulos, en la que han de conservar lozanos el espíritu personal y la autonomía profesional.

- La Escuela aspira a crear aptitud, no suficiencia oficial.

- La Escuela no es Academia ni un centro docente. Es un laboratorio de arte que conserva la frescura y la espontaneidad de su origen.








lunes, 25 de agosto de 2014

El Surrealismo y La Escuela Luján Pérez. La Escuela Luján Pérez vuelve al Club La Provincia con una nueva Exposición colectiva: “El surrealismo y la Escuela Luján Pérez”. Arriesgada propuesta que conlleva encasillar a determinados artistas en un estilo o movimiento. Lo que si tenemos claro los que hemos organizado esta muestra es, que los participantes en ella indagaron de una forma con más o menos dedicación, en esta forma de entender el arte, un arte que quiso plasmar lo irracional dejando el inconsciente libre y anulando el control de la razón, con una carga conceptual basada en el juego de imágenes ambiguas y poniendo en cuestión la relación entre un objeto pintado y otro real. También para muchos creadores ha sido una actitud ante el arte y la vida que puede plasmarse en multitud de soportes (Fotografía, Cine, Literatura,…). Este camino del surrealismo en la plástica, en nuestras islas lo iniciaron Óscar Domínguez y Juan Ismael, y posteriormente lo han transitado muchos artistas canarios. Como en todas las exposiciones de nuestra Escuela, están presentes las diferentes generaciones que han pasado por ella, desde los históricos, hasta los creadores más recientes. También están los que, aunque no habiendo pasado por ella, se identifican con el espíritu de la misma. Quiero recordar a Felo Monzón, el que fuera Director de este Centro durante tantos años, en su larga trayectoria artística, cuando él hizo incursiones en el mundo surreal. Siempre lo recuerdo como animador e impulsor de las nuevas vanguardias. La Escuela Luján Pérez, abierta a todo tipo de experiencias creativas desde su creación; el paso de Jean Cocteau, creador polifacético al cultivar el cine, la música y la pintura. No obstante, habría de ser la literatura su mayor dedicación. “La única técnica que merece la pena dominar es la que uno mismo inventa”. Nos legó algunos dibujos. Juan Ismael abordó la pintura, el dibujo, el grabado, el fotomontaje y la actividad poética y ensayística, para transitar por los caminos del indigenismo, el surrealismo, la pintura metafísica o el realismo mágico. Alberto Manrique que, junto con Juan Ismael, Manolo Millares y Felo Monzón, formaron el grupo LADAC. Pintor que recrea un mundo mágico y desconcertante. Pepe Dámaso, Su capacidad imaginativa le ha llevado a producir una obra de gran riqueza temática ahondando en la poética y literatura canaria. Francisco Lezcano, nos transporta a un submundo selvático inquietante. Julio Viera, dibujante portentoso, admirador y seguidor de la obra de Dalí, pero siempre dándole un carácter personal, aborda los temas de forma satírico-crítica. Jorge López, al igual que Julio Viera, influenciado por la obra de Dalí, aunque su juego de imágenes nos recuerda a René Magritte. Rafael Franquelo utiliza el collage para definir su mundo poético y critico muy de la estética dadaísta. Animador de artistas, entre ellos a Paco Juan Déniz, vinculado a la Escuela con el grupo Espiral. Un fiel y comprometido representante de este movimiento en la actualidad junto a Juan Guillermo Manrique e Himar Suárez. Artistas que se adentraron en este mundo como experiencia para proyectarse en su experiencia creadora, así Rafaely, Tomás Padrón, José Luis Vega, Rufina Santana, Carloges, José Luis Hueso y Felipe Orlando. La exposición se complementa con cinco poemas de Pedro García Cabrera, Agustín Espinosa, Domingo López Torres y Emeterio Gutiérrez. Todos vinculados al surrealismo. También está presente obra gráfica de artistas internacionalmente conocidos como son Wilfredo Lam y Roberto Matta. Orlando Hernández Díaz. Director de la Escuela Luján Pérez
YOLANDA GRAZIANI, LA ETERNA BÚSQUEDA En esta muestra que nos ofrece Yolanda, en nuestra Escuela, hace una selección muy ajustada y sucinta de su larga trayectoria artística. Nos complace tener a esta artista mostrando parte de su universo creativo. Todos los que componemos esta Institución, agradecemos su predisposición y generosidad al exponer estas piezas en nuestra Sala de Exposiciones. La pintura de Yolanda es el reflejo de su estado de ánimo y de su afán de comunicar a los demás sus sentimientos. La artista necesita encontrarse con la soledad y en el refugio de su estudio. Para poder expresarse, Yolanda se rodea de sus barnices, acuarelas, lacas, lienzos, tablas y cualquier tipo de soporte para sumergirse en el hipnótico mundo de la mancha. En su obra está la biodiversidad de los océanos, que se concentra especialmente alrededor de hábitats complejos de estructuras geológicas (grava, peñascos, grietas rocosas, salientes) y estructuras biogénicas, creadas por animales como las anémonas de mar, las esponjas y los corales de aguas frías. Los ecosistemas marinos saludables dependen de unos complejos hábitats del fondo marino, que se plasman con un cierto orden cósmico en oposición al caos. Sin duda alguna, la sinceridad y autenticidad de la autora, nos revela el reflejo de un mundo surreal expresionista en el que se adivinan rasgos que van desde la abstracción de un Cosmos en orden, a las formas tangibles de un mundo submarino, un paisaje lunar, una tormenta, el oleaje; o bien, los arcos apuntados que nos evocan las formas orgánicas modernistas del maestro Gaudí. En su estudio, se permite retocar las pinturas, modificarlas, pasando muchas horas delante del cuadro, ya sea lienzo o tabla, elaborándolos con texturas de tierras marmóreas, volcánicas o cósmicas, utilizando las lacas de un modo prodigioso. El Universo es todo, sin excepciones: Materia, energía, espacio y tiempo. Todos estos elementos forman parte de su expresión plástica. En cuanto a la materia, al principio es el vacío, hasta que la creadora, con su guardado secreto alquímico, comienza a llenar ese espacio. La materia no se distribuye de manera uniforme, sino que se concentra en lugares concretos formando galaxias, planetas, nebulosas, fondos marinos, estructuras celulares. La Energía es la capacidad física necesaria para realizar el trabajo. En este aspecto la pintora se manifiesta de temperamento nervioso, introvertido y a veces melancólico. Con esta fuerza, como dice Yolanda: “ Pintar es mi lucha y también mi sufrimiento”. El Espacio es donde se desenvuelve la pintora: “La Isla”, una isla que le permite concentrarse en su mundo onírico y poético aunque tenga que pagar el tributo de vivir en un espacio que a veces podría ser asfixiante. El tiempo pasa, irreversiblemente. Las personas nada pueden hacer para remediarlo, sólo tomar conciencia. Aprender a interpretar los signos naturales y poderlo expresar en imágenes concretas. Ésta ha sido la constante de su obra. Yolanda Graziani nos atrapa con su cautivadora y sugerente pintura y nos sumerge en profundidades, a veces con limpios colores, en otras ocasiones con grises inquietantes pero siempre con una gran fuerza expresiva. Sin duda, es la obra de una artista con carácter y exquisita sensibilidad. Orlando Hernández Díaz Director de la Escuela Luján Pérez
Con esta muestra, José Luis Vega hace un homenaje a la Escuela Luján Pérez en la Sala de Exposiciones de esta Institución. Una muestra que consta de veinte piezas de pequeño formato y que nos sumerge en el mundo tan sugerente de la Geología canaria: Las formas caprichosas de los riscos y las sugestivas y enigmáticas cuevas. Este es el punto de partida para el artista, que necesita captar la magia del lugar, interiorizarlo, para luego interpretarlo libremente en su mundo reflexivo de la plástica. En esta serie recorre el paisaje cercano: El de Agaete. Una constante en los artistas de la Escuela, recrear lo cercano, desde que se fundó. La flora, nuestro paisaje, nuestros riscos, los callejones, la tierra lávica, etc… La obra de José Luis Vega, un artista nómada que ha recorrido muchos lugares: Cataluña, Madrid, Cantabria, casi toda América, etc…Con esta carga de la experiencia vivida por los lugares recorridos, llama la atención la síntesis de su obra, las curvilíneas siempre presentes, la materia incorporada, la investigación del material adaptado a la obra; esa especie de constructivismo gráfico, realizando curvas de nivel paisajísticas, dando fe de lo transitado por lugares ocultos, también del Archipiélago canario, con espirales que se abren y cierran formando torbellinos que se inician en la mente del artista, encontrando respuesta en las formas o deformaciones de la Naturaleza. El color, una parte que el artista cuida, los azules del cielo intenso de nuestras Islas, los ocres volcánicos y, a veces, la utilización de colores violáceos muy de nuestras montañas, cuando el sol se oculta entre ellas, es una constante en esta muestra. Nos felicitamos todos con esta magnífica muestra, tan significativa y personal de nuestro compañero José Luis Vega, y que hayamos tenido la oportunidad todos los componentes de esta Escuela y demás visitantes, de apreciar su universo plástico en esta ya consolidada Sala de Exposiciones. Orlando Hernández Díaz Director de la Escuela Luján Pérez

martes, 26 de junio de 2012

La canariedad de Galdós Teo Mesa Una vez instalado en Madrid en 1862, el mozo Benito, se integró en los aconteceres de la vida madrileña. Allí debió revelarse definitivamente su devenir literario, produciendo su primera novela a los 24 años: ‘La Fontana de Oro’. La gran ciudad le ofrecería todos los motivos inspiradores para la creación de sus novelas y obras teatrales: temas, gentes, ambientes e historias presentes y pasadas. Contactar con los países extranjeros más fácilmente. Así como la oportunidad de redactar sus opiniones en artículos periodísticos, en los que colaboró con una mayor difusión, en ‘La Nación’, y en otros, donde se ganaría el sustento. ¿Y Canarias, en concreto Gran Canaria, era la fuente inspirativa para sus temas, tramas, escenarios y personajes? Evidentemente que no. La recoleta Gran Canaria contaba en ese año de su partida, con una población de unos 60.000 habitantes, y los temas históricos y coetáneos en el tiempo y sus conterráneos no eran motivos sugerentes, para la gran demanda creativa literaria de Galdós, a lo largo de su vida narrativa, con la suma de unas 138 obras en su haber: novelas (fabuladas, históricas, tesis,), teatro, periodismo, cuentos, etc. Tres fueron los viajes que hizo Galdós a Gran Canaria, una vez afincado en la capital del reino, desde la fecha señalada. No haría más al haberse afincado parte de su familia en la villa y corte, con la que convivió toda su vida. Dos de sus primeros viajes, siendo aún estudiante; el último lo hizo en 1893, con medio centenar de años de vida, después de haber saboreado las mieles del triunfo literario y ser afamado a nivel nacional. En la isla encontró que todos sus amigos de infancia y juventud estudiantiles, se habían ido para las ‘plataneras’ –cementerio–. Tan solo uno de sus amigos todavía existía: el popular Joaquín Gutiérrez, hombre de varios oficios artesanales, conversador sin tregua y hacedor de poemas endecasílabos. Ya solo a don Benito le quedaba en la ciudad laspalmense, la otra mitad su familia (entre ella su madre, Dolores). Su vida y su obra pervivían en Madrid y Santander. Gran Canaria ni Canarias, ya no podía estar en la órbita de su dimensión literaria. La tuvo con las fábulas de sus primeros escritos en el periódico grancanario ‘El Ómnibus’, en sus relatos de ‘Tertulia de El Ómnibus’, con sus ficticias charlas entre el asistente Bartolo y el ‘patrón’ Benito, publicadas en el mismo años de su partida y en posteriores desde Madrid. Claudio de la Torre, amigo de Galdós, a quien visitaba asiduamente en su casa madrileña de la calle Hilarión Eslava, 5, en Argüelles, argumentaba en una conferencia dada en Las Palmas en 1969, que el Maestro le comentó, al reprocharle aquél, su ‘olvido’ hacia Canarias en sus obras, quien le dijo: “Mis libros están llenos de paisanos nuestros y cualquiera que conozca bien Canarias los reconocerá”. En una visita, que hizo su única hija María a la isla, en 1931, para conocer la escultura que se le había erigido en su ciudad natal, esculpida por Victorio Macho, comentó: “Por primera vez he sentido fuerte ese ‘cariño de la tierra’, ese amor maternal que nos estremece y que mi padre hacía revivir siempre cuando se ponía a escribir, porque decía él, para escribir bien y para el pueblo hay que acordarse de las dos mamás: la mamá y la tierra de los recuerdos infantiles…” El apego de Galdós a la tierra de sus nativas entrañas, se demuestra también porque el dramaturgo tenía una libreta, de la que hizo su diccionario particular, con términos autóctonos y populares del habla de las islas, peculiarmente de Gran Canaria. En los ratos de ocio en su casa madrileña, memorizaban él, sus hermanas y cuñada, los vocablos canarios populares y léxicos; y los canarismos propios, que trasladaría escritos a sus novelas. Muchas son las palabras de origen isleño o de nuestro singular dialecto, estudiadas ya por los investigadores lingüistas, escritas por el eximio literato en sus múltiples prosas y que surgen en la lectura. “Es indudablemente falsa la atribución de su apartamiento de lo canario, que solo un análisis superficial de Galdós pudo haber originado. Pues toda su obra, sus personajes y muchos detalles de su vida están totalmente impregnados en lo isleño”. En marzo de 1917, fue D. Benito a Cádiz a ver el estreno de su obra ‘Marianela’, que protagonizaba su querida actriz Margarita Xirgú. También asistieron un grupo de estudiantes de medicina canarios, que deseaban encontrarse con el Maestro. Le pidieron al admirado escritor y paisano, saludarlo y estrechar su filantrópica mano, ya temblorosa y su vista ciega. A una de las preguntas de los intrépidos estudiantes: “¿Tiene Vd. deseos de ir a Canarias, Maestro?, contesta: “Muchas… Es tan largo el viaje, además tengo allí familia y me sería muy dolorosa la despedida”. Les preguntó el talentoso de las letras. “¿Quiénes quedan de mi tiempo en Canarias...?” La maledicencia de tantos espíritus ladinos en pensamientos cavernarios, en la radicalidad de algunas facciones políticas e ideológicas, que jamás han perdonado la claridad de los textos de Galdós, ante su padecer anímico de tanta indolencia hacia el vulgo, con unas descripciones de la sociedad oprimida y la pasiva actitud del clero. Fue la suya una escritura que no usó el eufemismo ni la desmemoria para relatar la vida errante de tantos infortunados, afligidos y desdichados; las injusticias sociales y la corrupción política. Esas fueron las inmoralidades combatidas por Galdós. El preclaro escritor, de gran corpachón –y de mayor dimensión intelectual y humana–, combatiente quijotesco y enmendador de entuertos, nunca trivializó sus mensajes contenidos en las novelas.

sábado, 24 de diciembre de 2011



LP/DLP La sala de arte del Club LA PROVINCIA acoge a partir de hoy, a las 20.00 horas, una exposición en homenaje al pintor grancanario Jorge Oramas, en el centenario de su nacimiento. Se trata del elemento aglutinador de una muestra colectiva en la que participan 39 artistas que han pasado por las salas de este centro. Óleos, acrílicos, acuarelas, grabados, serigrafías, esculturas... representativos de los distintos talleres, estarán expuestos hasta el día 25 de junio.

Asimismo, la Escuela ofrece un cuadro homenaje colectivo realizado con motivo de los 100 años del periódico LA PROVINCIA. Para Teo Mesa, director de la Escuela, "el talento consustancial y el autodidactismo ejercido, fueron los dos valores artísticos fundamentales, con los que el joven Jorge Oramas ingresó en la Escuela Luján Pérez en 1929". Destaca, por otra parte, que "su arte pictórico se caracteriza por el desarrollo de un dibujo autoaprendido, bajo las propias emociones y sentires del artista, cuasi servil al modelo, pero interpretado por sus particulares maneras de verlo y entenderlo, en los cánones de su crisol espectral".

Ángel Tristán, director del Club LA PROVINCIA, subraya: "Celebramos en una misma exposición dos acontecimientos: el centenario del periódico, fundado en 1911, y el centenario del pintor Jorge Oramas. LA PROVINCIA, Oramas, la Escuela Luján Pérez se han unido para que unas cuarenta personas, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, cuelguen sus obras en las paredes de CLP. La páginas de este periódico, por otra parte, atestiguan la presencia constante de la Escuela en la vida de Las Palmas de Gran Canaria", añade el periodista en el catálogo.

Orlando Hernández descubre sus piezas de "poesía y fuego" - La Provincia

Magmas forjados En el arte actual existen dos tipos de artistas: los que aspiran a la gloria de una frívola fama o, al encumbramiento personal y comercial; y aquéllos otros, que alejados de toda vanidad y boato, solo buscan resarcir su ego místico, su alter ego más profundo y unipersonal. Orlando Hernández está afiliado, con todo su convencimiento interno, a este segundo grupo de artistas. Aquéllos que hacen del arte un credo y una vocación suprema, una sincera razón de vivir y estar en este mundo. Y en él existe por una causa. Su principio está fundamentado en la constancia del trabajo artístico, en la persistencia de la búsqueda de las formas. Es, desde que comenzó con esta singladura del arte, un pertinaz trabajador en la creación de peculiares figuras en volúmenes tridimensionales. El éxito lo tiene alcanzado de antemano a nivel interno: que la obra le convenza primeramente como creador, siendo éste uno de los principios más solemnes de todos los artistas. Lo demás son opiniones y argumentos colaterales. Y esta es su principal razón, para crear en el arte y sentirse artista, lo que tiene reafirmado de forma categórica. Es, en definitiva, en su raciocinio emocional, un aplastante motivo y motivación, para simplemente sentirse compensado en la labor artística, exaltando todos sus sentidos sensoriales con su arte. Y de esta manera, se vivifica místicamente. El hierro, el acero, el acero cortén, etc. todo lo que sean materiales férreos o extraídos de las entrañas más profundas de la tierra, están hoy día encuadrados, de forma inevitable, en el discurso plástica de Hernández. Pero para hacer dúctil los hierros, doblegarlos en sus enérgicas masas, y otorgarles formas plásticas, debe usar el primitivo elemento del fuego. Con la aplicación y el manejo de este fuego, da formas a nuevas estructuras, generadas por la sapiencia de quien sabe lidiar y conjugar el fuego y la materia, en el encuentro de ¿…? Tampoco lo sabe el artista creador, cuando escruta con el material y el fuego. Aún cuando tenga un rudimentario boceto en su mente o dibujado en papel, de lo que desea primigeniamente, para dar forma estructural a sus piezas preconcebidas. Pero las materias primas de todos los materiales de las esculturas son muy obstinadas y caprichosas, y lleva, también al escultor Orlando Hernández, aún con sus hierros acerados y sus llamaradas de fuegos, para plegarlos en sus inamovibles durezas, a los antojadizos terrenos que desea la misma materia. Por lo que en tantas veces, las materias escultóricas omiten al propio creador. Creen osadamente todos los escultores, que son auténticos dominadores de los duros y rígidos, y a veces crueles, materiales plásticos de uso en las esculturas. Esta serie de obras, realizadas en hierros acerados, que titula el artista Poesía a hierro y fuego, tiene su principio emotivo en unos antecedentes históricos predeterminados, intuidos por el propio artista, basando sus obras en la mitología griega. Y así lo enfatiza el artista, cuando razona sobre los planteamientos primigenios de sus esculturas. Pero conociendo al artista y observando todos esos eslabones, prismas, otras figuras inconcretas y protohumanas, que albergan un carácter de solo insinuación, en el esquemático dibujo que subyace en las obras de Orlando Hernández, me inclino en deducir, que también es un grito desgarrador, que desea manifestar en férrea protesta ante la adversidad y vilipendios que los seres humanos, en su inmensa mayoría, sufren en nuestro planeta. Máxime ahora con las ignominias tropelías a que someten a la humanidad más desfavorecida. Los multiplicados eslabones que surgen del interior, que enrollan a las figuras, atenazándolas, amordazándolas, anulándolas en su libertad de pensamiento, obra y acciones más elementales de los seres humanos. Ese agitador bramido de protesta está inherente en sus obras –opino—, lo que también subyace en la mente del artista, porque es persona humanitaria de compromiso con sus principios éticos y con los demás congéneres, que compartimos dura vida en este solar llamado Tierra. Estas reprobaciones ante la usura y la vil codicia, están inscritas en sus presentes manifestaciones plásticas, y no son solo unas razones de la estética por la estética. No tiene la intención de crear arte, por el hecho de conjugar los elementos artísticos de forma composicional y ordenada, existe otra tesis intrínseca de peso (humano). La libertad, su dignidad y la primaria razón de vivir del hombre, que cada día la cercenan y la hacen más dependiente de los insolidarios y desalmados que dominan nuestras vidas y el planeta. Todas sus obras llevan un manifiesto, en la particular protesta de Orlando Hernández. Ese, creo advertir, que es su discurso plástico, el misterio que entraña su obra. Y lo desea materializar, por sus aceros, para que el enérgico aullido llegue a sus apesadumbrados congéneres. Para que sepan que él también lo sufre. Su voz, su denuncia, su manifestación silenciosa, es de hierro acerado. Los acerados grilletes, imbricados en varias formas y posiciones, y las figuras inventadas por su momento descubridor, están sublimadas por el calor de la llama, que calienta y enrojece la materia para reducirla. En ellas está presente un dibujo reflexionado, pero que el mismo se pierde, cuando la materia antojadiza le dirige por otros derroteros. Es un dibujo analítico, simple, el que prefiere el escultor, solo para delimitar resolutamente la estructura, rompiendo con los cánones establecidos de lo bien hecho o académico. Dichos eslabones, se sumergen o emergen del interior de las figuras, que huecas éstas, generan un vacío a propósito, tanto en las figuras humanoides como en las geométricas, que el escultor la da ex profeso, en cada una de las piezas. En estos vacíos juguetean las ristras de eslabones, siendo un elemento simbólico en su mensaje, y también en ejercicios estéticos, los cuales serpentean lúdicamente, como una abigarrada cadena de anómalos enlaces. Éstas y las figuras deben ser leídas en la contemplación del espectador, en su singular discurso. Y una vez terminado todo el conjuro, por el hechizo de los indescriptibles medios procedentes de la ignota naturaleza y la sinrazón de la creación artística, a veces tan lunático como el loquinario que subsiste en los artistas; otras con el uso de la razón artística, del conglomerado de elementos enlazados que componen la obra. Al final de la concepción, se apresta al cromatismo del hierro en su estado puro, por lo que echa mano de su experiencia y artificios, para otorgarle otro color, en estos casos: uso del empavonado y los ácidos, dando a cada pieza un color negruzco o caneloso y disparejo en su faz. Teo Mesa. Orlando Hernández descubre sus piezas de "poesía y fuego" - La Provincia

lunes, 5 de diciembre de 2011

LA ABSTRACCIÓN: Nueva y centenaria En sintonía con las posibilidades de la labor experimentadora de un lenguaje que hace exactamente un siglo surgió en las artes plásticas contemporáneas, si bien con raíces atemporales, se han ido incorporando en la escultura otras vertientes y facetas, buscando profundizar en materiales tradicionales o industriales. Estos nuevos ángulos, en su simplicidad o complicación nos acercan tanto a la naturaleza como a la capacidad transformadora del hombre y en ellos nos encontramos felizmente con la obra reciente de Teo Mesa. Un artista cuajado que rinde homenaje a la que ha sido seña de identidad de la igualmente casi secular -la escuela Luján Pérez de Las Palmas- y a la que tan íntimamente vinculado. Si algo representa bien la citada escuela, es el haber buceado en el arte de la modernidad para desde la experimentación encontrar matices y propuestas que, sin desdeñar lo precedente, abran formulas que acentúen la visión personal y novedosa de los artistas, tal como hicieron la mayor parte de sus plásticos más destacados. Puestos a escudriñar referencias foráneas o nacionales, no faltan en el rico conjunto que ahora nos muestra Teo Mesa concomitancias evidentes o simples chispazos que evocan el constructivismo ruso (Naum Gabo, El Lissitzky, Iván Klioun,…), la escultura de los ´30 a ´60 en el panorama internacional (Jean Arp, Ben Nicholson, Giò Pomodoro,…) o, las propuestas internas (Jorge Oteiza, Pablo Palazuelo, Eduardo Chillida, …), y, mostrando su vigencia y actualidad, roces y conexiones con Sergi Aguilar, Pello Irazu, Ángel Bados o José Luis Moraza, por citar algunos de los más creativos y generacionalmente cercanos. Pero estos potenciales contactos en nada desmerecen la originalidad de las soluciones aportadas, antes al contrario, en sintonía con los referentes lejanos o cercanos, internacionales o nacionales, es tal el grado de riqueza sugestiva de las piezas que hoy nos agradan y enardecen. Las referencias a la naturaleza, con incursiones a la geología y sus maclas cristalográficas, así como así como a las estructuras leñosas o erosionadas que se potencian con festones externos o quiebros geométricos internos, son un canto a las fuerzas esenciales, a los organismos vivos y sus pulsiones que a veces se expresan en combinación con un industrialismo básico. Otras veces profundizando en el íntimo valor de las maderas (especialmente vitacolas) con las propuestas matéricas y cromáticas, que activan combinaciones prolijas que operantes se acercan a nuestra sensibilidad, convirtiéndolos no solo en bellas en sí, sino acicates a nuestra imaginación, para encontrar variante probabilísticas de unos materiales y fórmulas que encuentran rica armonía de formas y colores. Carlos Pérez Reyes. Expresidente de A.E.C.A.

martes, 8 de noviembre de 2011

Jesús Arencibia: su formación en la Escuela Luján Pérez Este año se cumple el primer centenario del fecundo artista Jesús González Arencibia. Nacido en 1911, en el otrora barrio del municipio de San Lorenzo, y desde hace varias décadas, fuera absorbido por la Corporación capitalina de la isla en sus munícipes dominios. La Escuela Luján Pérez de Las Palmas y la Fundación Luján Pérez de Guía, se honran en sumarse a la celebración de su natalidad en estos cien años, de este artista de relieve, que tanto destacó en el arte canario de la plástica. Perteneció a la segunda generación de artistas que encumbraron y dieron fulgor a la Escuela Luján Pérez, formándose en ella según el libre pensar artístico y el autodidactismo personalizado, que como prédica se inició –y es aún respetada en todo su vigor de libertad didáctica—, y seguidas éstas, por todos los artistas como gran éxito de sus proyectos artísticos, durante las varias generaciones de artistas que en la Luján Pérez se han ejercitado. Sintió el niño Jesús Arencibia su vocación y curiosidad por la pintura representativa, en la visión de los cuadros de su tía Soledad, quien pintaba al óleo. Genético pues, debe ser el hecho de la propensión de aquel niño hacia el arte, al tener una persona consanguínea que también la practicaba. De ahí que sus primeros ensayos artísticos, a hurtadillas y fuera del conocimiento de su familia, por tan osado y enojoso intrusismo, en la pintura. Sus primigenios intentos en la plasmación de los objetos del rededor, lo fuera a través del costumbrismo, del entorno social más inmediato, siendo desde aquel entonces, la figura humana su imagen predilecta, para la confección de sus atrevidas obras en aquel niño indiscreto. Figuras humanas que serán la base experimental creativa en toda su carrera artística, a las cuales la dio toda una ingente variación de posturas, escorzos, movimientos y significadas expresiones. Después de estos intentos de curiosidad plástica, su interés pasa a ser de absoluta seriedad en la pintura, como prometedor oficio de por vida. Para ello se inscribe en las clases de la conocida pintora Lía Tavío, en la ciudad. Este primer aprendizaje lo hará bajo la tutela de Tavío, cuyo método didáctico lo basaba en el desarrollo de la figura convencional y en el academicismo, según el entender de la maestra en arte. La etapa que marcó su ingreso en la Escuela Luján Pérez, sería entre los años 1930-36, bajo la incitación y ánimo de su amigo y compañero de bachillerato, el escritor Pancho Guerra, cuando oteara y admirara sus cuadros de paisajes y augurara una futurible promesa en la plástica (no se equivocó un ápice, el ojo avizor del creador literario de Tirajana). Allí, en la calle de San Marcos, donde estaba inicialmente la Escuela, convivió con los artistas, también en ciernes, que se formaban en aquellas aulas, aprendiendo todos de los consejos del maestro, y mutuamente, entre las contemplaciones de cada obra, en técnicas y planteamientos temáticos, quienes serían la creme de los honores históricos y vanguardistas, de la cultura plástica archipielágica. En la Luján Pérez, encontró nuevos aires de libertad y de expresión en las artes, además de un lugar de loables logros culturales, siendo muy respetado en el estilo, temas y manifiestos artísticos que ya estaban en maceración y en el camino de su encuentro. Escuela, en la que quedó agradecido y donde se fraguó una buena amistad con varios de los artistas: Juan Jaén (con quien emparentó, apadrinando al hijo del escultor), Jorge Oramas, Plácido Fleitas, Abraham Cárdenes, etc. En ese año de 1932, participó Arencibia en una muestra colectiva, que se hiciera en las mismas paredes de la Escuela, junto a Santiago Santana, Plácido Fleitas, Eduardo Gregorio, Jorge Oramas, Emilio Padrón, José Navarro y Rafael Clave, etc. Los dictados verbales y escritos de las viejas costumbres, el entorno y la cultura humana de la tierra, dejaron huella en los fértiles surcos de las neuronas de los jóvenes artistas, ávidos por encontrar los motivos y senderos inspiradores de la plástica que tanto ayudan a los principiantes, cuando éstos están aún toscos en las mieses creadoras. Los motivos paisajísticos y rudos campesinos, costumbres y culturas, fueron las motivaciones y los pretextos para integrar en sus obras incipientes. De ahí, que sus primeras obras totalmente creadas por el artista, de su propia mente y cosecha técnica, fueran las llamadas pinturas de personajes con miradas ciegas o párpados cerrados, en las cuales sus temas derivan hacia un paisaje misterioso, solitario, mudo, ciego, silente, muñidor de recónditas congojas e incomprensiones vitales, de los sufridos seres que perviven en esos lacónicos ambientes; además, de destacar pictóricamente las costumbres, culturas arraigadas y emociones vividas. Entre los elementos destacables y permanentes del paisaje y paisanaje en las pinturas, figuran: la flora (cardón, palmera, dragos); la arquitectura rural (cementerios, casas cuevas, ermitas), tallas canarias, como maceteros, etc. El estilo y técnica de esta etapa está singularizada por un arte nuevo, personal, sin apropiarse de otros formularios ajenos. Dibujos acuarelados y totalmente esquematizados, en la concepción de todas las figuras representadas, a las que da cuerpo mediante estas síntesis de cromías y claroscuros. Los cromos son igualmente sintetizados, aplicando a las formas el color absolutamente plano en toda su apreciación, sin valores tonales añadidos que enriquezcan el espectro cromático sensual. Que no es el motivo ni la intención propuesta. Teo Mesa. Presidente de la Escuela Luján Pérez

miércoles, 2 de noviembre de 2011

ORAMAS Y SU PINTURA CÓSMICA La obra pictórica de Oramas (Las Palmas de Gran Canaria 1911-1935), posee el privilegio de la singularidad a la que dota de un sello personal, consecuencia de su compleja vida anímica. Basta contemplar sus autorretratos para observar en el rostro la mirada denunciadora de la ebullición interior que conmueve su ser, desde la tremenda soledad existencial a la que las circunstancias de la vida le ha llevado desde su niñez: orfandad, enfermedades, pobreza material crónica, conciencia de su situación por la riqueza imaginativa que despliega su mentalidad de artista, plenitud de vivencias que le llevan a distanciarse de lo que le rodea esencializando su soledad,... Es esta soledad, la que le provoca un distanciamiento de la realidad objetiva lo suficientemente necesaria, para poseer la perspectiva que su sensibilidad le exige, que unida a la idea cenital, solar, lumínica y profunda que domina sus pinceladas, le conducen a la creación cósmica que poseen sus originales cuadros, por otro lado, llenos de misterio y de pura belleza primigenia. La experiencia vivida por Oramas, va templando todo un carácter donde se mezclan el “saber estar”, con sus sonrisas y aparente conformidad ante compañeros y admiradoresprotectores, y la creatividad artística, sobre la que proyecta un expresionismo, entre el realismo y el idealismo, sumamente determinante de su universo interior, al que la práctica de la pintura retroalimenta su hálito vital, a pesar de las circunstancias personales, cada vez que culmina uno de sus cuadros, pensados para espacios pequeños por sus dimensiones, pero con la grandeza espiritual, estética y significado propia de un gran maestro. En la pintura de Oramas se funden sabiamente los elementos naturales, a los que dota de vida propia, trátese de los geológicos, vegetales o humanos: piteras, tuneras, palmeras, plataneras, árboles diversos, adornan paisajes donde las sencillas arquitecturas populares plantan sus formas cubicas entre cultivos o eriales inundados por la poderosa luz solar que hace resaltar la pureza de los colores más variados, al modo de Gauguin: verdes, azules, rojos, amarillos, dorados, ocres,... que aparecen ligados entre sí, justificando un cosmos donde la naturaleza entera queda concatenada en un todo, a través de la mágica luz, produciendo el efecto de una placidez, belleza y armonía, verdaderamente virgiliano, donde poesía y naturaleza parecen estar fundidas a través de la obra de arte. Pero si lo cósmico es la principal característica que resaltamos en los “Paisajes de Oramas“, la intimidad, la dignidad y el expresionismo mágico, podría ser el denominador común de su galería de “Retratos” femeninos”, mujeres genéricas a las que reivindica, desde la universalidad, en su función laboral de “Lavanderas”, “Aguadoras”, “Campesinas” o simplemente “Con mantilla”, “Jóvenes” o “Anciana”. Sobre fondos naturales o neutros, estos “Retratos” captan a la mujer canaria, de finas facciones, con cierto aire de indefinición entre nostalgia, tristeza y jovialidad, sobresaliendo el que representa, bajo el nombre de “Anciana”, que probablemente pertenece a su propia abuela, pero al que el pintor denominó “Mi madre”, fallecida joven cuando Oramas apenas contaba dos años. Ataviada con el austero traje color marrón, tan al uso en las mujeres canarias de cierta edad hasta bien avanzado el siglo XX, la adorna con pañuelo azul al cuello, cuyo color atenuado emplea el artista en el cabello de la señora, dándole así un toque de jovialidad y modernismo, al tiempo que rejuvenece el espíritu de su abuela-madre en un alarde por darle al color el alcance de función síquica y trascendental. En la serie que nuestro pintor ejecuta sobre “Los Riscos”, el urbanismo de la espontaneidad popular alcanza la trascendentalidad artística en una explosión de luz y color, que en gran medida obedece a la propia realidad, hasta el extremo que el propio Ayuntamiento de la Ciudad de Las Palmas de G.C. los ha tomado recientemente para aspirar a la capitalidad cultural europea bajo el lema de “Vivir el Risco”. La belleza aquilatada por este excepcional artista, conseguida desde el autodidactismo y la intuición metodológica de la Escuela Luján Pérez, constituye una de las máximas expresiones de la cultura plástica generada en Canarias. Cristóbal García del Rosario. Catedrático de Historia.
J. JORGE ORAMAS (1911-2011) “UNA VENTANA ABIERTA” Cuando en 1918, Domingo Doreste “Fray Lesco” fundó la Escuela Luján Pérez, terminaba la horrible Primera Guerra Mundial y se asomaba en Europa una nueva corriente artística heredera del expresionismo: El Realismo Mágico. Esta forma de acercarse a la realidad caló de forma decisiva en la Escuela, de la mano de uno de sus teóricos: Franz Roh. Aquel ambiente, donde despuntaban artistas como Felo Monzón, Santiago Santana, Plácido Fleitas, Juan Ismael, etc… animados por Juan Carló, primer profesor de la Escuela Luján Pérez, con el que visitaban diversos lugares de la isla para tomar apuntes ( caseríos típicos, el barranco de Balos para ver sus grabados, Cuatro puertas, así como centros alfareros, La Atalaya, Hoya de Pineda) fue el que encontró el joven Oramas, uno de los máximos exponentes del arte del siglo XX en Canarias. Jorge Oramas nace en 1911 en Las Palmas de Gran Canaria. Pronto se quedará huérfano. Ingresa en la Escuela Luján Pérez en 1929, de la cual nunca se desvinculará hasta su prematura muerte, cuando sólo tenía veinte y cuatro años, a causa de la tuberculosis. A pesar de su cortísima vida, nos dejó una obra significativa de su arte. Oramas refleja en su obra una realidad cotidiana como algo trascendente, eliminando detalles que recarguen la composición, desvinculándose así de referencias simbolistas y, contraponiéndose de esta forma a las composiciones de Néstor Martín Fernández de la Torre. La calidez del color, una luz enigmática que inunda sus pinturas, hace de contrapunto a su dramática realidad. El orden habita en sus composiciones, resolviéndolas de forma geométrica. Imágenes de campesinas y, encasillando todas las construcciones de los riscos de Las Palmas (Barrio de San Nicolás), (San Roque), (Pambaso), armonizándolas con la vegetación de palmeras, plataneras, tuneras y piteras. El mar casi no está presente y el cielo se presenta plano a modo de fondo donde encuadrar sus composiciones. El silencio, otra de sus cualidades características: Lavan en silencio (Lavanderas), van y vienen de llenar de agua sus tallas (Aguadoras). Las miradas hablan sin querer pronunciar palabras. Son sus gestos los que adivinan enigmas de su existencia, lo que vemos en esos primeros planos de muchachas, unas con mantilla, otras con pañuelo, mostrando sus pómulos marcados, el cuello altivo, los labios apretados, los brazos poderosos. Agustín Espinosa escribió: “Tener un cuadro de Jorge Oramas es poseer una ventana abierta a un trozo vivo, limpio, ejemplar y exacto del paisaje de nuestra isla. Es ser dueño del maravilloso cofre que contiene, hecho arte, un pedazo vital del escenario que vio a Hércules robando, una mañana, las doradas manzanas de su más feliz trabajo”. Este año 2011, la Escuela Luján Pérez recordará a los artistas Jorge Oramas y Jesús Arencibia en el centenario de su nacimiento. Ese es nuestro compromiso: Recordar a los artistas que han pasado por nuestra Escuela. Orlando Hernández Díaz Director de la Escuela Luján Pérez
El AUTODIDACTISMO Y LA PECULIAR TÉCNICA PICTÓRICA DE JORGE ORAMAS El talento consustancial y el autodidactismo ejercido, fueron los dos valores artísticos fundamentales, con los que el joven José Jorge Oramas, ingresó en la Escuela Luján Pérez, en 1929. El autodidactimo y la libre expresión plástica, como normas imperativas, las encontró Oramas en la Lujan Pérez en fértil abono, porque eran, y siguen inmutables en la actualidad en sus principios, una de las máximas de sus mentores fundacionales, en las premisas pedagógicas de la misma: carencia de temas y reglamentos academicistas; libre manifestación artística y autoformación; taller experimental, sin programas a desarrollar, que cortara la concepción autónoma de los libertarios creadores plásticos. Y solo, recibiendo el consejo oportuno, sin imposiciones extrañadas a la sensibilidad del pupilo, por el maestro-monitor. El arte pictórico de Jorge Oramas, se caracteriza por el desarrollo de un dibujo autoaprendido, bajo las propias emociones y sentires del artista, cuasi servil al modelo, pero interpretado por sus particulares maneras de verlo y entenderlo, en los cánones de su crisol espectral. Y este ha sido el dibujo de Oramas: visto desde un esquemático idealismo representativo. El animismo del color local de los paisajes, naturalezas muertas o retratos, queda connotado desde su singular atalaya, en la libertaria versión de la realidad del entorno oteado. Por lo que, la objetividad del paisaje o figuras contempladas han sido trastocadas quiméricamente, manipuladas mentalmente por la fruición contemplativa. Las sensaciones recibidas en cada una de las obras de Oramas, y complementada en la totalidad del conjunto, han sido concebidas desde una particularizada visión interna. Sin parangón, porque cuando se manifiesta el arte desde el propio sentimiento personal, alejado de todo servilismo subyugado, a las imágenes y academicismo trasnochado, de la realidad que se quiere conceptuar, el artista se despoja interiormente, y aviva el otro ego oculto, y ante las más puras esencias del arte en sus intenciones místicas. Y ello queda patente en los óleos del joven pintor. La visión de Jorge Oramas ante los elementos naturales en el contexto vivido, ha sido la de sintetizarla de manera intuitiva, con la aplicación de fórmulas experimentales, del laboratorio expresionista de la propia cocina –unipersonal— del artista. Para ello, simplifica las formas de las figuras a su máximo exponente; o mejor, a su mínimum en el lenguaje dibujístico. Con esta simplificación extrema, ha sido, quizás, un precursor de las mínimas representaciones de las figuras y sus formas, de los Minimalistas, que como movimiento plástico tuviera vigor, a partir de las década de los setenta en todo el mundo de la plástica; y derivado éste, hacia todo las factorías de la creación, en funciones de la modernidad y de la industria. El “menos es más”, que fundamentaron los Minimalistas en el arte. Podemos decir que Oramas fuera un precursor, sin intención premeditada, para anteponerse a la mínima dicción de las figuras, o máxima simplificación de las formas de los elementos. La aplicación cromática en las pinturas del joven pintor está generada por una visión interiorizada, sin basarse en ningunas de las reglas académicas, en la concepción del color en sus cuadros. Conjuga la pintura, en su corta pericia de oficio, en la maceración cromática por medio de una básica mixtura, careciendo en el trazado de posibles matices existentes en los elementos vistos. Se deduce en el análisis, que técnicamente tampoco el color blanco oleoso –catalizador de la obra en sus planos, sutileza y visión de profundidad—, generara las mezclas y efectos propicios en su uso, por lo que el color es aplicado en estado próximo a la pureza, en todas las manchas de los cuadros y desde el primer plano hasta el último. La luminosidad, es otra de las características, en las que el resol que identifica la luz canaria queda muy contrastado y conseguido en la interpretación subjetivada. Y las composiciones son de tipología propia, en la que el artista busca el ángulo más estético, bajo los dogmas de su individual entendimiento sensible. Teo Mesa Presidente de la Escuela Luján Pérez

domingo, 9 de enero de 2011

La ULPGC y la Escuela Luján Pérez homenajean a Felo Monzón











Con motivo del centenario del nacimiento del artista grancanario Felo Monzón, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la Escuela Luján Pérez han organizado una exposición homenaje. La muestra que podrá visitarse en la Galería de Arte de la ULPGC, donde permanecerá abierta al público del 16 al 27 de septiembre, con horario ininterrumpido de 09.00 a 21.00 horas.
La exposición recoge diversos documentos sobre los orígenes de la Escuela Luján Pérez, así como sus fundadores, colaboradores y artistas que encontraron en ella un marco desde donde encauzar sus inquietudes culturales.
La muestra aglutina trabajos de 46 reconocidos artistas vinculados a la escuela, como el pintor surrealista majorero Juan Ismael, el artista multifacético canario Pepe Dámaso o el escultor teldense Plácido Fleitas, entre otros.
Por su parte, Felo Monzón Grau Bassas (4 de abril de 1910 - 10 de febrero de 1989) fue uno de los artistas más representativos de Canarias. Con 15 años, ingresó en la Escuela Luján Pérez, donde posteriormente ejerció como profesor y como director entre 1956 y 1989, año en el que falleció. Fue el máximo representante del movimiento artístico indigenista en las islas.
En 1950 fundó junto con Millares, Juan Ismael y Plácido Fleitas el grupo LADAC (Los Arqueros del Arte Contemporáneo), y once años más tarde, junto a otro grupo de artistas, el grupo Espacio. En la década de los años 80, Felo Monzón fue nombrado miembro de la Real Academia de las Bellas Artes San Miguel Arcángel (1983) y fue galardonado con el Premio Canarias de Bellas Artes (1984).
Su primera obra es figurativa y crítica, de trazo triste y contornos duros. Este tipo de pintura inaugura lo que se ha llamado Indigenismo, y es Felo Monzón uno de sus más destacados artífices. De entre sus influencias formales destacan el muralismo mexicano y el realismo social. Pero, de forma progresiva, rastros del surrealismo, la abstracción, el arte matérico, el informalismo y el cinético, se incorporan a la investigación de su discurso plástico; en un proceso que delata un carácter analítico, cauto en expresividad y pasión, muy alerta al pensamiento de su tiempo. La datación de distintos lenguajes estéticos se inscribe en la geografía insular que deviene motivo de su poética: el fuego, la geología abrupta, la actividad volcánica y un sentimiento telúrico se solapan junto a las nuevas ideas expresivas. Lo amorfo, lo indeterminado y lo emotivo se entremezclan con lo geométrico, la voluntad de orden y lo analítico: lo universal y lo local se funden.
De entre sus exposiciones individuales destacan: 1933. Círculo Mercantil, LPGC. 1948. Síntesis Canaria. El Museo Canario, LPGC. 1955. Instituto de Estudios Hispánicos. Puerto de La Cruz, Tenerife. 1958. El Museo Canario, LPGC. 1959. Gabinete Literario, LPGC. 1962. Museo de Arte Contemporáneo, Barcelona. 1963. Modern Art Gallery, LPGC. 1966. Modern Art Gallery, LPGC. 1976. Galería Vegueta, LPGC. 1985. ARCO ’85. Galería Vegueta. Madrid. 1986. Antológica. Castillo de La Luz. LPGC. Gobierno de Canarias. De las exposiciones colectivas destacan: 1929. I Exposición de la Escuela Luján Pérez, LPGC. 1953. Escuela Luján Pérez. El Museo Canario, LPGC. 1954. II Bienal Hispano-americana de Arte. La Habana (Cuba); VI Exposición Regional de BB AA. Gabinete Literario, LPGC. 1955. III Bienal Hispanoamericana de Arte, Barcelona. 1956. VII Regional de BB AA. Gabinete Literario, LPGC. Obtiene el Primer Premio de Pintura. 1959. Exposición Islas Canarias. Biblioteca Española de París. Embajada de España. 1962. X Exposición Regional de BB AA. Gabinete Literario. LPGC. Obtiene el Primer Premio del Jurado; Spanisches Kulturinstitut de Munich (Alemania). 1964. XI Exposición Regional de BB AA. Gabinete Literario, LPGC. 1965. XII Exposición Regional de BB AA. Gabinete Literario, LPGC. 1967. Homenaje a José Luis Sert. Colegio de Arquitectos de Tenerife, SCT; Homenaje a Óscar Domínguez. MM MM BB AA de Tenerife y Casa de Colón, LPGC; Arte Contemporáneo. Galería Wiot, LPGC. 1969. X Bienal de Arte de Sao Paulo. Brasil. 1970. Escuela Luján Pérez. Galería Cairasco, LPGC. 1973. MAN-73. Homenaje a Joan Miró. Galerías de arte Gaspar, Adriá, René Metras y Nova. Barcelona. 1975. Las Palmas XX. Arquitectura, Escultura y Pintura, 1900-1975. Casa de la Cultura. Arucas, Gran Canaria. 1976. Arte es Libertad. Pintores socialistas. XXVII Congreso de Madrid; I Certamen de Artes Plásticas. Castillo de S. José. Lanzarote. 1977. Arte Canario en Guadalimar. Galería Balos y Casa de Colón, LPGC; Fondos Museo Internacional de la Resistencia Salvador Allende. Casa de Colón, LPGC. 1978. El Mar. Ferry ‘Villa de Agaete’, LPGC-Tenerife; Grupo Espacio, Murales en la Calle Triana. Caja de Ahorros de G. Canaria, LPGC. 1979. Grupo Hispano. Casa de Colón, LPGC; Papeles Invertidos. Colegio de Arquitectos de Tenerife. 1980. Pro Amnistía Internacional. Colegio de Arquitectos de Tenerife; Arte sin fronteras, LPGC. Galería Malteses, LPGC; 1978. El Mar. Ferry ‘Villa de Agaete’, LPGC-Tenerife; Grupo Espacio, Murales en la Calle Triana. Caja de Ahorros de G. Canaria, LPGC. 1980. Bienal Internacional de BB AA. Sala Cairasco, Caja Insular de Ahorros de Canarias, LPGC. 1981. Abstracción Geométrica Española. Sala Cairasco, Caja Insular de Ahorros de Canarias, LPGC; Obra sobre papel. Sala de Arte y cultura de La Laguna. Caja de Ahorros de Tenerife, Tenerife; Artistas indigenistas. Banco de Bilbao, LPGC. 1984. Artistas Canarios, La Llonja, Palma de Mallorca, Baleares.

EXPOSICIÓN PACO RAMÍREZ - VISTAS A UNA CALLE








Se ha clausurado la exposición de pintura de Francisco Ramírez en el Macabeo, felicitar a nuestro compañero de la Escuela Luján Pérez y dejar por esrito mi impresión.

" Acercarse a lo cotidiano para buscar la motivación en la creación artística, como es una calle que nos lleva siempre al mismo sitio, o en las casas del Risco que Jorge Oramas descifró con sus colores la luz que allí habitaba, desde la ventana que aguardaba su última visita.

El lenguaje de la pintura encuentra en estos motivos un buen compañero de viaje. Francisco Ramírez con esta serie de la calle Mendizábal, busca desentrañar los misterios de la luz y la sombra, una sombra que se resiste. Lo hace sin artificios, sin engaños, sólo color. Hay abandono con chillidos de descontento rechazando la forma humana, convertida en una trama de color vista de forma fragmentaría, como si se tratara de un rompecabezas que se torna cubista, desahogando con sensibilidad la manifestación individual. La composición está dominada por una cierta frialdad en el color, bien equilibrada por una intrigante mezcla de pequeñas manchas cálidas. El paisaje urbano se convierte así en una reflexión y un análisis de lo exterior y lo interior del artísta.



Orlando Hernández Díaz

Director de la Escuela Luján Pérez

EL HIERRO: SENSACIONES CROMATICAS DE BIRGITTA EDENBORG

















El 15 de Diciembre del 2010 a las 2030 en la Tasca Macabeo se inaugura la Exposión de la artísta Birgitta Edenborg.

"Transmitir las sensaciones cromáticas que nos deja el recorrido con los cinco sentidos por el paisaje de cualquier lugar, se convierte casi en una necesidad para una artista como es Birgitta Edenborg. Esto le confiere a su obra un marcado carácter expresionista. En esta serie que muestra sobre el paisaje de la Isla de El Hierro, une dos conceptos: Uno es la observación de elementos paisajísticos que pasan desapercibidos para cualquiera, como es una ladera que desciende para encontrarse con el mar, una vegetación humilde de un apartado rincón, piedras que se amontonan; unas, buscando la luz ; otras, la sombras, o el extraño escorzo de la sabina. El otro concepto es el de dignificar con la sensibilidad de su pintura estos elementos. Una pintura que se caracteriza por la fuerza de sus colores y de su pincelada enérgica armonizándolo todo de forma equilibrada. Birgitta se deja hipnotizar por el color utilizando una paleta arriesgada. No es fácil salir victoriosa de estos encuentros . Pero ella lo consigue de forma sobrada. Quiero felicitarla por este trabajo y animarla a que siga por este camino. Porque sin duda ella es en esencia una pintora y es un orgullo para la Escuela Lujan Pérez contar con su trabajo"


Orlando Hernández Díaz

Director de la Escuela Luján Pérez









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viernes, 7 de enero de 2011

LA ÚLTIMA OBRA DE CARMEN AUSINA



En esta exposición mostramos la obra de nuestra compañera Carmen Ausina que se nos fue de forma inesperada y trágica. Quiero recordar a Carmen en la Escuela Luján Pérez, como ella misma me confesó en muchas ocasiones, que la misma había sido decisiva para desarrollar su creación artística, porque aquí encontró un espacio de libertad donde se le abrieron otras puertas. La recuerdo inquieta buscando la mancha sorpresiva, la composición ajustada, con ansia de conocer las obras de los otros, siempre con una mirada amplia y muy atenta a todo. Ella sabía que ese es el primer mandamiento para una artista. Por eso y por tantas cosas, el hueco que nos deja Carmen es de un gran vacío. Ese hueco que ella llenaba con su humanidad y vitalidad.

La Sala de exposiciones de la Escuela Luján Pérez acoge dieciséis piezas de lo último que estaba realizando, más dos cuadros de su primera época. En este último trabajo apreciamos “amplias perspectivas atmosféricas”: El misterio de la luz. Extiende el color empleando una base grisácea y aparecen trazos de líneas en color negro, aunque suavizadas en contraste. Explica la deshumanización del paisaje en construcción ejercido por la acción antrópica. Carmen Ausina crea atmósferas evanescentes, veladas y evocadoras. Breve temporalidad de su existencia. Solares vacíos y muros de edificios de una ciudad.

Hay un discurso ecológico, priorizando con sensibilidad la preservación y la recuperación del medioambiente, como una denuncia ante un clima que se rebela ante un progreso ilimitado con la destrucción del paisaje natural. En esta obra de Carmen Ausina se observan distintos lugares de un mismo lugar.

En los cuadros de Carmen Ausina, el cielo no se ve, es el cielo perdido. En realidad, no hay otros paraísos que los paraísos perdidos. Hay un desinhibido uso de pigmentos, sobre tabla y técnicas mixtas utilizando distintas superficies y texturas matéricas. Pinta el aire libre, el mar como un estanque azul y en el horizonte las construcciones de edificios, las grúas… En fin, una plasmación del paisaje urbano que grita ¡Vivir aquí!

Con su recuerdo, nos quedamos con fragmentos de su estancia en la Escuela y su propuesta como artista íntegra, sociable y a la vez informal, sutil y replegada en sí misma. Al contemplar su obra hace que Carmen reviva entre nosotros, como la obra de otros tantos artistas que ya no están físicamente, pero nos han dejando parte de ellos en sus trabajos. Recordarlos es un compromiso que dignifica a Nuestra Escuela.

Orlando Hernández Díaz

Director de la Escuela Luján Pérez

JULIO VIERA EN LA ESCUELA LUJÁN PÉREZ






En este año 2010 en la Sala Luján Pérez se celebró una Exposición-Homenaje al pintor grancanario Julio Viera, con obras de su período Sancristobalino. Nacido en 1.934, en época de Entreguerras, pasa su infancia en el barrio de San Cristóbal de la capital de Las Palmas y, aunque autodidacta, estudia dibujo, pintura, escultura en la Escuela Luján Pérez y, ya comienza sus periplos por Bélgica, París, Berlín, Moscú, Roma, Venecia, Madrid, exponiendo en los más importantes países de Europa,quedándose a vivir definitivamente en Palma de Mallorca.

Ante la figura de Julio Viera, nos planteamos su actitud ante la pintura y su actitud ante la vida. El actúa en todo momento con su propia voluntad, sin ajustarse a unas normas o leyes concretas, consciente de su espíritu surrealista. Tiene un espíritu imaginativo, con el mar presente, aludiendo a su origen en el barrio marinero de San Cristóbal.
El surrealismo ha dado su fruto en las Islas, así Óscar Domínguez, Cristino de Vera, Paco Juan Déniz; luego, en España, Miró, Dalí, Picasso, y en Europa, André Masson, De Chirico, Magritte, Tanguy, Max Ernst,…que consiguen la plasmación de la irrealidad mágica y poética, en la que por medio de la representación de objetos dispares y extraños entre sí, nos sugiere un desconcierto, abierto a lo desconocido, con una capacidad visionaria mostrando un mundo onírico.
La obra de Julio Viera es un surrealista de gran colorido y dibujo portentoso. En París se ganó el galardón de “Genialísimo”. Recordamos las afirmaciones de André Breton en su Manifiesto en 1.922: “El surrealismo es puro automatismo psíquico, por medio del cual se intenta expresar la verdadera función del pensamiento. Pensamiento dictado en ausencia de todo control ejercido por la razón y fuera de todas las preocupaciones estéticas o morales.”
Julio Viera en sus pensamientos escribe recordando a las pinturas del Bosco o Archimboldo en el Museo del Prado, así como nombra la “arquitectura líquida” del genial Gaudí. Se comporta como una esponja que va calando en su interior todo lo que se presenta ante su curiosa mirada, ávida de conocimiento.


Orlando Hernández Díaz
Director de la Escuela Luján Pérez

martes, 29 de septiembre de 2009

Exposición colectiva Homenaje a Juan Jaen






Con esta exposición colectiva celebramos el centenario del nacimiento del escultor canario Juan Jaén. Uno de nuestros compromisos es el de recordar a los artistas que han conformado la ya larga trayectoria de nuestra Escuela.
Juan Jaén ingresó en la Escuela Luján Pérez en 1924. Pronto entraría en contacto con la corriente plástica que allí se estaba fraguando: El conocimiento de las diferentes vanguardias europeas, la utilización del arte como una llamada a la crítica social, la reivindicación de la cultura aborigen y el acercamiento al medio natural canario.
Luego, amplía su formación en Barcelona. Emigrará a Brasil, donde permanece hasta 1954, para instalarse posteriormente en Venezuela impartiendo clases en la Escuela de Bellas Artes de Caracas.
Destacamos de su obra la escultura pública, centrándose en el retrato de la figura humana, captando la psicología del personaje.
Su primera obra esta marcada por el periodo indigenista hasta 1936, para continuar una etapa de síntesis formal entre 1940 y 1960, comenzando luego en una línea de cierta abstracción.
Con esta segunda exposición en la Sala de la Luján Pérez, la Escuela consolida esta Sala para mostrar el trabajo creador de los componentes de esta casi centenaria Institución.
En esta muestra se presentan las obras que se realizan en los distintos Talleres, considerando fructífera su labor y en la continuidad de los principios y filosofía que nos ha animado desde siempre.

Orlando Hernández Díaz
Director de la E. Luján Pérez

Exposición del Taller de Talla en madera



En este año 2009, en el que se celebra el centenario del nacimiento del artista Santiago Santana, en reconocimiento a su labor creadora y como director de esta institución, se inaugura un espacio en la Escuela Luján Pérez para mostrar las obras de los diferentes creadores, como es esta Exposición de Escultura de los alumnos del Taller de Talla en Madera.

Si nos remontamos a principios del s. XX, donde se encuadra el nacimiento de nuestra Escuela, artistas como Matisse, Picasso y André Derain descubren la escultura africana, sus formas, la disposición de los volúmenes y la expresividad de la talla directa, calificando estas tallas como auténticas obras de arte.

Brancusi aportó nuevos valores al arte moderno, el respeto a la materia y la búsqueda de formas desprovistas de elementos anecdóticos, aspectos que plasma en sus columnas interminables. La escultora Bárbara Hepworth, reivindica la madera como materia escultórica, dando protagonismo en sus tallas a la superficie y al vacío interior, obteniendo una obra intimista y lírica. En la obra de Henry Moore, la madera se prestaba a una creación de formas orgánicas, producto de una expresión interior.

Al acercarnos a la Escultura en Canarias en el siglo XX, hemos de referirnos a la labor desarrollada en la Talla de Madera de la Escuela Luján Pérez, desde su fundación en 1918 por Domingo Doreste “Fray Lesco”, en la que destacan las obras de artistas como Eduardo Gregorio, Plácido Fleitas, Emilio Padrón, Juan Jaén, Juan Márquez, etc.. Estos artistas fueron animados por la dinámica de una Escuela Libre, sin normas pedagógicas dictadas, sin academicismos, y con métodos que en su momento fueron revolucionarios. Dicho espíritu sigue alimentando el actual Taller de Talla de Madera coordinado por el escultor Salvador Sánchez Perera.

Orlando Hernández Díaz

Director de la Escuela Luján Pérez



Definición y principios que conforman a la “Escuela Luján Pérez“

Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas, Spain